¿Es usted un ejecutivo canguro?

domingo, 20 de marzo de 2011 Alvaro Díaz 0 Comments

Ejecutivos jóvenes con deseos de experimentar nuevos rubros y generalmente atraídos por un mejor sueldo, son los que se cambian de empresa constantemente, muchas veces dejando pasar menos de un año entre un puesto de trabajo y otro.
Autor: Mariana Osorio

Si usted es un ejecutivo joven y en su currículum figuran tres o más empresas diferentes en los últimos 3 años, entonces usted es un ejecutivo canguro. Es decir, no puede estar mucho tiempo en una empresa, antes de saltar a otra.

Sea lo que sea lo que lo haya motivado a cambiarse de compañía con tanta rapidez, usted debe tener claro que existen ventajas y desventajas que debe considerar antes de volverse a cambiar de empleo.

El afán por experimentar

“Los ejecutivos jóvenes, especialmente los de la generación Y, (nacidos después de 1980) tienen una gran curiosidad por conocer cómo funcionan las distintas empresas”, dice el brasileño Roberto Machado, managing director de la empresa de head hunting Michael Page.

Machado dice que los jóvenes ya no sienten la necesidad de hacer carrera en un sola empresa, porque quieren experimentar, aprender nuevas cosas y pasar por distintos sectores. Ahora existen cada vez más empresas distintas. “Si uno mira las principales empresas del mundo hace 20 años y hoy en día, pocas se han mantenido. Compañías como Google, Twitter o Facebook, antes no existían, y ahora son líderes en el mercado”.

Algunos rubros en los que quieren explorar los ejecutivos jóvenes son precisamente aquellas que involucran tecnología e innovación. “También la sustentabilidad es una nueva industria que muchos quieren conocer de cerca”, asegura. Con estos cambios los ejecutivos aprenden de distintas culturas organizacionales y de distintos negocios.

Otros motivos por los cuales emigran

Uno de los factores que atribuye Machado al fenómeno titulado por AméricaEconomía como el de los ejecutivos canguro, es que muchos han visto a sus padres, que estuvieron muchos años en una misma corporación, y luego, con alguna crisis o reestructuración, quedaron sin trabajo. “Entonces piensan que hacer carrera ya no es un factor diferencial, no es eso lo que quieren para su vida, sino que más bien acumular experiencias”, asegura.

La mayoría de las veces estos saltos se dan en forma ascendente, ya sea a posiciones más altas, o a compañías más grandes. Sin embargo, es muy difícil que esto se de tan seguido. “Puede existir en posiciones donde hay una total ausencia de perfiles, como en los project manager de grandes obras, pero en realidad un head hunter no suele sacar de su posición a un ejecutivo con tan poca experiencia en la misma", asegura la directora de la consultora de cambio organizacional argentina Whalecom y profesora del MBA de la Universidad Torcuato Di Tella, Paula Molinari.

Uno de los factores más comunes para que un ejecutivo quiera cambiarse de empresa es el dinero. Como dice Machado, “buscan nuevas experiencias, pero no por eso son menos ambiciosos”.

Pero cuidado, porque no siempre es lo más acertado. Según explica Molinari, las decisiones tomadas solamente por dinero pueden tener consecuencias negativas, como la percepción del mercado laboral de falta de compromiso, o que se pase a una cultura organizacional con la que no se está de acuerdo.

“Cuando se mira sólo el dinero, el compromiso con la empresa es racional, por conveniencia. Pero lo que hace que la gente permanezca con satisfacción en la empresa es el compromiso emocional, que involucra creer en el proyecto y tener responsabilidad sobre el equipo y los resultados”, indica.

No sólo es el dinero un factor fundamental para un cambio de empresa. También es muy importante el deseo de mejorar la calidad de vida. Por ejemplo, reducir el horario de trabajo, vivir en la ciudad que siempre se quiso, trabajar cerca del mar, etc.

“Desde el punto de vista personal, hay niveles gerenciales o de mandos medios que cambian rápidamente de empresa, porque tratan de acercarse más de prisa a lo que están buscando como proyecto de vida”, dice Molinari.

Los riesgos que implican los para las empresas

El principal problema de esta emigración constante es que los ejecutivos, en tan poco tiempo, no alcanzan a consolidar su posición. Y al irse de las empresas sin alcanzar a mostrar resultados, generan problemas en las organizaciones.

“Normalmente se necesitan de 2 a 3 años para a llevar adelante planes estratégicos y poder dar resultados. El impacto de un ejecutivo que está un año en el cargo es negativo. Cuando el equipo comienza a reorientarse gracias a su gestión y sus nuevos lineamientos, se siente abandonado”, indica Molinari.

Ese sentimiento de abandono se traduce en la desmotivación de cada uno de sus miembros, ya que han puesto foco durante un año en nuevos planes de trabajo que han requerido dedicación y esfuerzo adicional, los que luego se ven truncados sin haber alcanzado a percibir los resultados. “Entonces se debe empezar de nuevo una etapa de transición”, dice Molinari.

El impacto en el currículum

Estos saltos de canguro impactan negativamente en el currículum si se convierten en un conducta habitual, asegura Molinari. “Si un ejecutivo de 30 años ha pasado por 4 empresas en los últimos 4 años, la empresa lo ve inestable, y eso es complicado”.

Cuando se ven casos de ejecutivos canguro, según la argentina, la empresa interpreta mal los cambios. Muchas veces atribuyen esos saltos como una forma de huír al miedo de no poder cumplir con las expectativas, también se puede interpretar como ansiedad, o con un escaso posicionamiento interno de la persona, alguien que no hace buen manejo de las relaciones. “Se ve como una persona poco comprometida con ver realmente los resultados”, dice.

Y Machado está de acuerdo. Para él, cuando la empresa ve que una persona ha sido tan poco comprometida con sus trabajos anteriores, es muy difícil poder confiar en ella, por que se puede ir en cualquier momento. “¿Por qué en mi empresa va a ser diferente que lo que fue en las últimas tres?" reflexiona.

En todo caso si usted es un ejecutivo canguro, no se asuste, porque cada situación es analizada caso a caso. “No se puede generar una regla, hay que analizar en profundidad, y preguntar por qué tantos cambios”, dice Molinari.

Algunas respuestas son entendibles, explica, pues son desvinculaciones por crisis económicas que han obligado a reestructuraciones, o simplemente que la empresa anterior no cumplía con las expectativas del candidato o las ofertas han sido demasiado tentadoras.

De todas maneras para no cometer errores, evite frases como “me cansé”, “no lograba lo que quería”, o “esta empresa me atrajo el dinero”.

Tomado de America Economia .

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